Alberto Villén Pinilla
Tu piel me distrae, mientras gime
la luz que te oscurece.
Eres hijo del poder
mientras claman por resolver
que no tienes para comer.
Llama de nuevo al dios que te dejó crecer
y dile que yo no puedo ir
que me falta el valor de hermano
en el que él nos hizo creer.
Dicen los hombres,
que tú eres carne de cañón
en busca del pájaro sin fe.
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